GERMINADOS, !SUPERALIMENTOS!

14 de marzo de 2019

Lo primero que hay que tener claro es ¿Qué es germinación?, es el proceso mediante el cual un embrión se desarrolla hasta convertirse en una planta. Es un proceso que se lleva a cabo cuando el embrión se hincha y la cubierta de la semilla se rompe.

Los germinados de semillas y granos aportan muchísimos beneficios nutricionales y son ideales para mantener nuestra salud en condiciones óptimas.
A pesar de esto los geminados no son muy conocidos por todos nosotros, voy a intentar daros a conocer las propiedades de los geminados, ya que al tener tantos beneficios nutricionales es el momento de considerar incluirlos en nuestras dietas.

Los germinados son verdaderos superalimentos, su consumo regular regenera la flora intestinal y mejora la digestión. Son reconstituyentes, remineralizantes y desintoxicantes, estimulan el metabolismo y los jugos pancreáticos, fortalecen las defensas y apenas aportan calorías...
También resultan depuradores del organismo, potenciadores de la producción de leche materna y reguladores del sistema endocrino. Además, incrementan el tono muscular, disminuyen el meteorismo... y tienen probados efectos rejuvenecedores.
La germinación aumenta las vitaminas B2, B5, B6, y ácido fólico; de enzimas digestivas; de antioxidantes, como la vitamina C, E, beta-caroteno y ácido ferúlico. Aumenta la disponibilidad del fosforo, calcio, hierro, zinc y magnesio, y el contenido de ácidos grasos esenciales, ya que con la germinación los granos y las semillas se vuelven más fáciles de digerir y descomponer en sus nutrientes esenciales y se mejora la absorción de los mismos.
Sea cual sea tu alimentación, si quieres consumir más nutrientes y de mejor calidad, la germinación es tu opción.


Se puede germinar la mayoría de semillas, incluidos los cereales y las legumbres

Semillas: fenogreco, rábano, remolacha, cebolla, puerro, girasol, calabaza, mostaza, sésamo, berro, alfalfa... El remojo ha de ser suave para que no se enmohezcan y se pudran. No se deben germinar las semillas de solanáceas (la patata o el tomate), pues pueden resultar tóxicas.
• Cereales: trigo, avena, trigo sarraceno, cebada, mijo y arroz. Necesitan algo más de remojo, salvo la avena.
• Legumbres: lentejas, judías mungo, soja, garbanzos, alubias... Son más duras, por lo que el remojo ha de ser mucho más largo. Conviene escaldarlas ligeramente tras la germinación. Germinadas son más fáciles de digerir que secas.

 

GERMINAR EN CASA

En frasco: se pone una pequeña cantidad de semillas en el frasco (la cuarta parte del frasco) y se cubre con 3 veces su volumen de agua. Se guarda a oscuras a 15-20ºC y se dejan hidratar toda la noche.
Al día siguiente, se retira el agua, se tapa el frasco con una gasa o tela y se guarda al abrigo de la luz.
Una vez al día se escurre el agua, se cuelan y se vuelven a tapar y a dejar a oscuras.
En 4 o 5 días tendremos los germinados. Cuando ya estén listos, deberemos poner el frasco en un lugar donde le llegue luz solar para que los brotes activen su clorofila y se pongan verdes.
Para conservarlos, lo mejor es meterlos en un recipiente cerrado herméticamente en la nevera, con papel de cocina en la base o un paño fino de algodón que absorba la humedad.


EN GERMINADORA

Se colocan las semillas en el platillo inferior de la germinadora cubiertas de agua.
Al día siguiente se aclaran y se ponen en el nivel siguiente, mientras el nivel inferior se llena de nuevo de semillas en remojo.
Una vez los brotes comienzan a germinar se suben de nivel, hasta llegar al superior, que ofrece los germinados listos para su consumo.