Llevo tiempo corrigiendo hábitos alimentarios a niños en consulta y esto me ha hecho pensar en el modo que estamos alimentando a nuestros hijos, con este articulo quiero transmitiros lo que veo casi a diario en la mi consulta.

Vengo observando la cantidad de pan blanco junto a bollería y pasteles que consumen nuestros pequeños, tenemos que saber que tanto el pan blanco, la bollería y los pasteles son productos que contienen altas cantidades de azúcar añadido y están hechos de harinas refinadas y grasas. Estos alimentos son tomados por nuestros pequeños sistemáticamente en desayunos, almuerzos y meriendas, hay que reducir su consumo e introducirles fruta natural desde pequeños, primero triturada, luego a trozos y finalmente que se coman la fruta a bocados como se ha hecho toda la vida.

Otro de los alimentos que consumen en demasía son los embutidos y las carnes procesadas; ¿alguna vez os habéis fijado en las etiquetas de estos productos cuando los compráis?, la cantidad de gelatina, colágeno, sal, fécula, y sobre todo los números E, es decir los conservantes, colorantes y antioxidantes que llegan a ponerles a la mayoría de embutidos y carnes procesadas, no hace falta que os diga eso lo que significa.

Comentar también la cantidad de leche que consumen nuestros niños, id con cuidado que todo lo que se vende como “leche” no es leche y cada vez los más pequeños están desarrollando más intolerancias a los productos lácteos, por algo será…………., habría que saber del litro de leche que compramos cuanto queda de la leche de la vaca y cuanto es añadido. Existen las leches vegetales como alternativa a la leche de vaca, pero este es un capitulo que tratare otro día, dejémoslo ahí.

¿Qué me decís de los precocinados?, algunos los comen a diario por que supuestamente es una manera rápida de preparar una comida o una cena, es una manera de alimentar a nuestros hijos pero hay que preguntarse ¿qué tipo de nutrientes están recibiendo con este tipo de alimento?, con lo fácil y rápido que es hacer un caldo y poner unos pocos fideos, arroz, sémola o garbanzos.

Lo que echo en falta en la mayoría de las dietas de los niños son las frutas, verduras, hortalizas, legumbres y pescados, el problema no está en el número de calorías que toman nuestros hijos, sino en la calidad de estas calorías.

Como padres y madres de nuestros hijos tenemos que hacernos la siguiente pregunta ¿Cómo los estamos alimentando? y ser conscientes que no son ellos los que llenan las despensas y las neveras de nuestros hogares, somos nosotros.

Ya sé que muchas veces es complicado elaborar un menú para ellos, si tenéis ganas de cambiar los hábitos alimentarios de vuestros pequeños yo os puedo ayudar.

Y recuerda, la alimentación es la base de una buena salud.